Enless relationships

Hay relaciones que empezamos y no sabemos terminar. No relaciones de amistad, que ojalá nos duren muchos años, o relaciones comerciales con la frutera o el peluquero.

Obviamente me refiero a otro tipo de relaciones, a ésas que son tan difíciles de definir. Y con definir no quiero decir sólo ponerles nombre, sino también ponerles principio (¿la primera mirada? ¿la primera conversación? ¿el primer beso? ¿la primera mariposa en el estómago?) y, sobre todo, final.

Porque algunas relaciones terminan rápido, con más o menos dolor, pero se sabe que acaban. Tienen un final claro. The end. Addio. Pero con otras no es tan fácil. No se acaban así como así. Se acaban por la distancia, la incompatibilidad de caracteres... Pero son las de "donde hubo fuego, caricias quedan", que escribe Mario Benedetti.

La relación se termina pero... no del todo. De vez en cuando hay un reencuentro. No de los de café y beso en la mejilla sino de los de mira qué frías tengo las manos pues como siempre y acabas contra la pared de tu (o su) recibidor o en la cama o en cualquier lugar inapropiado con la persona que ya has descartado por inapropiada o por lo que sea.

O esas inesperadas llamadas telefónicas que puedes recibir cualquier noche a horas intempestivas en las que hablaréis primero de tonterías y luego... de más tonterías. Para no decir que os echáis de menos. Que quizá debierais volver. Que quizá todo fue un error. Pero nadie lo dice. Os informáis de vuestra vida. Si estás libre si quieres quedamos para un café -y ya todos sabemos cómo acaban los cafés. Si vivís cerca. Si no podéis veros las caras alargaréis lo indecible la conversación para no decir nada al final y vuestra compañía telefónica lo agradecerá.

Los ex, ¿siempre son ex por algo? ¿A veces los echamos de menos? ¿O son simplemente un lugar recurrente en las transiciones entre relación y relación? Nadie tiene las respuestas... pero todos tenemos una persona a la que volvemos... siempre.

...Yo no quiero decir nada...

[**Tú, que tienes la belleza de esperar, que crees que yo también puedo cambiar**]

*La foto: Aosta, Junio 2010